Los jóvenes valoran lo próximo, lo cercano, lo cotidiano lo que les afecta concretamente en su diario vivir: la salud, la familia, los amigos.Exactamente en el orden descrito. En la parte menos valorada por los jóvenes se encuentra la política y la religión. Esto nos hace ver el conflicto para los jóvenes entre lo próximo y lo institucional.
La preferencia por la familia y los amigos es un dato revelador de su inestabilidad y fragilidad emocional. Se sienten más autónomos en lo económico y seguros de conseguir el dinero para sus necesidades de diversión y tiempo libre, pero están muy preocupados por la fidelidad emocional, quieren un entorno cálido de comprensión, de afectividad y gratuidad hacia ellos. Esto es la clave para entender por qué le dan tanta importancia a la familia y a los amigos.
Los problemas que más preocupan a los jóvenes no son los de hace 10 años. Ahora es más evidente el temor al terrorismo, el problema de las drogas, la violencia doméstica y el temor de terminar la carrera y no tener trabajo. Por otra parte parece que están acostumbrados a la corrupción. No les preocupa tanto, igualmente son muy tolerantes hacia la violencia juvenil. No les mueve mucho el tapete los problemas del medio ambiente, de los países más pobres.
Con lo anterior nos parece evidente cómo los jóvenes se sienten preocupados por lo que les toca en su cercanía y son menos sensibles a los problemas que ven lejanos a su mundo cotidiano. Para los jóvenes, los problemas más importantes son los que se refieren más directamente a ellos, a lo personal en detrimento de los problemas más generales de la vida sociopolítica.
Los valores juveniles se manifiestan también en la tolerancia o justificación a determinados comportamientos. Al señalar qué conductas son aceptables o rechazables se está poniendo de manifiesto aquello que es considerado bueno o malo, es decir, la dimensión ética de los valores. Aquí también encontramos la mayor liberalización y relativización de los valores que hacen referencia a la vida personal próxima.
Podemos afirmar que en el terreno personal la primacía absoluta es la opinión y la opción del sujeto. Cada uno cree que lo que piensa y decide es valioso porque lo piensa y es lo suyo, aún mejor si es lo que piensan los amigos o los ídolos del momento. La opinión externa o institucional los tiene sin cuidado. Por eso los seis comportamientos más justificados por los jóvenes son: el divorcio, el que una mujer decida tener un hijo sin casarse, la eutanasia, la unión entre homosexuales, el aborto y las relaciones prematrimoniales. En cambio justifican menos lo que les toca menos, es decir la ética civil, la moral pública. No aceptan el terrorismo ni la violencia de género, causar destrozos en la calle, la pena de muerte y aceptar sobornos.
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